El 4 de octubre de 1962, una semana antes del Concilio, el papa Juan peregrinó en tren a Loreto y a Asís para orar y hacer orar por el Concilio que se iba a celebrar. Ésta fue la primera salida de un Papa fuera de la región del Lazio desde la incorporación de Roma al Estado Italiano (1870). Todos los medios de comunicación destacaron el hecho. La prensa remarcó los discursos realizados en Loreto y Asís. A lo largo del viaje muchas personas lo recibieron en las estaciones de tren por las que pasaba para dirigirse a su destino. Él hablaba con la gente desde la ventanilla del tren, pero lo más importante era el hecho que se dirigía a las dos zonas de peregrinación para recibir la gracia de Dios en vista al Concilio Ecuménico, el Vaticano II.